"El Anatomista" - читать интересную книгу автора (Andahazi Federico)EL CUERVOIEn el sitio más encumbrado del macizo promontorio que separa Verona de Trento, sobre el último peñón que se destaca del collar de morros que corona la cima del Monte Veldo, tan quieto como la roca donde se posaba, el perfil de un cuervo se recortaba contra el confín crepuscular, cuyo epicentro dorado no parecía provenir del sol -aún virtual-, sino de la misma dorada Venecia. Como si el fundamento de aquella bóveda de luz fuera el de las remotas cúpulas bizantinas de la Catedral de San Marco. Era el crepúsculo que antecede al día. El cuervo estaba esperando. Tenía paciencia. Y tenía, como siempre, un hambre voraz pero no perentoria. Su dominio era toda Venecia: la Venecia Eugánea -Treviso, Rovigo, Verona y, más allá, Vicenza- y también la Venecia Julia. Pero su paradero estaba en Padua. Abajo todo se hallaba dispuesto para la fiesta de San Teodorico, la Aún no se había movido. Tenía la paciencia de los cuervos. Hubiera podido esperar a que los autómatas de la torre del reloj golpearan la última campanada cuando, como todas las mañanas, desde el Canal Grande apareciera la barcaza pública que pasaba a recoger los cadáveres del Hospital de Humberto Primo hasta la Isla del Cementerio. Pero tampoco valdría la pena; con suerte podría arrebatar un jirón de carne mala, demasiado magra y ya diezmada por la peste. Giró sobre sus patas y miró hacia el lado opuesto -el Este-, donde estaba su morada. Allí estaba su amo. Entonces remontó vuelo a Padua. |
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