"La Rana Viajera" - читать интересную книгу автора (Camba_Julio)

--Por fin ha llegado la mэa--pensщ.

Pero, al leer la comunicaciєn, sufrэ un horrible desengaёo. El juez me
citaba a las nueve de la maёana para ver el estado de mis heridas, y me
amenazaba, en caso de que yo no acudiese a la cita, con una multa, con
la prisiєn o con el castigo лa que hubiese lugar╗... Yo soy un
trasnochador impenitente. Para hacerme levantar temprano se han ensayado
conmigo todos los procedimientos, desde el despertador de campana al
jarro de agua frэa; pero el de la multa y el de la prisiєn eran
totalmente inщditos. ┐Quщ iba a ser de mэ si no me levantaba? Y todo
porque en un momento de distracciєn me habэa dejado atropellar por un
automєvil...

Le escribэ al juez informсndole de mis costumbres. лAdemсs--le decэa--,
┐para quщ quiere usted ver mis heridas? Si estсn curadas, no vale la
pena de que usted las vea, y si no lo estсn, me serс difэcil abandonar
la cama para ir a enseёсrselas a usted. En realidad de verdad, debo
comunicarle a usted que mis heridas son bastante leves, por lo cual
espero que no me tratarс usted con excesivo rigor. Me he dejado
atropellar, lo reconozco; pero he procurado que me atropellasen lo menos
posible, y mi delito no tiene, por lo tanto, una gran importancia. En lo
sucesivo, harщ todo cuanto estщ en mis manos para que no vuelvan a
atropellarme.╗

Ignoro si esta carta llegє a poder del juez, pero yo recibэ una segunda
citaciєn mucho mсs conminatoria que la primera. Me vi ya en presidio. Me
vi deshonrado para toda la vida, y huэ abandonando cuanto tenэa entre
manos.

Y luego de relatarle estos hechos al amigo que me los recordє, le dije:

--Desengсёate. Cuando en este paэs le atropellan a uno, no hay mсs
remedio que callarse. Si uno no se calla, los atropelladores, para
justificar el atropello, vuelven a atropellarle. A veces le atropellan a
uno los _chauffeurs_. A veces, los ministros. Si quieres que no te
atropellen, yo sєlo veo un camino para ti: el de que te conviertas, a tu
vez, en atropellador.




XI

LA JUERGA HEROICA


Antes de la guerra europea no habэa _cabarets_ en Madrid ni parecэa que
pudiese nunca llegar a haberlos. Cuando varios hombres coincidэan de
madrugada en un mismo _restaurant_, solэan lanzarse unos contra otros en
batallas mсs o menos descomunales. La juerga tenэa entonces entre