"La Rana Viajera" - читать интересную книгу автора (Camba_Julio)censura; pero como toda Europa estarэa en condiciones anсlogas, no
constituirэamos una excepciєn. бQuщ orden, quщ paz, quщ tranquilidad las del mundo si, en vez de triunfar los aliados, hubiesen triunfado los alemanes! Entonces, nadie se hubiese vuelto contra los triunfadores. Ahora, en cambio, hasta los alemanes mismos van a tener que hacerse revolucionarios de veras. IV EL LIBRO FUTURO Un periєdico, y no por cierto un periєdico aliadєfilo, hablando del destrozo de Alemania, decэa: лEs in·til que los alemanes pretendan protestar. бQue lloren como mujeres lo que no han sabido defender como hombres!...╗ Parece, sin embargo, que los alemanes no lloran como mujeres lo que no han sabido defender como hombres. Antes bien, lo bailan, lo cantan y lo beben con gran regocijo. Seg·n el _Daily Mail_--en una carta de su corresponsal en Berlэn--la antigua capital del imperio se divierte como en sus mejores dэas. Alemania estс deshaciщndose, y los mismos hombres que hace apenas unos meses lo restantes. --┐Es posible tanta depravaciєn?--preguntarс el lector. Y yo, que he vivido dos aёos entre alemanes, le contesto: --Sэ; es posible. Y es posible... porque no es depravaciєn. A comienzos de la guerra, muchas gentes no creэan que los alemanes fueran capaces de bombardear ciudades indefensas ni de hundir barcos de pasajeros. Yo sэ lo creэa. Y no es que yo tuviese de los alemanes peor concepto que mis interlocutores, sino que tenэa un concepto distinto. Mis interlocutores suponэan que para que un alemсn matase a un niёo en la guerra era preciso que ese alemсn fuese un malvado. Yo, en cambio, opinaba que un alemсn podэa matar niёos sin dejar por ello de ser un excelente padre de familia y un hombre sensible a las emociones de carсcter mсs elevado. Hay mujeres que ni aun puestas en la cumbre del Mont-Blanc, como decэa no sщ quiщn, serэan inaccesibles; mujeres que han caэdo mil veces y cuya alma, sin embargo, adivinamos mсs pura que la de una niёa de seis aёos. Parece que no se enteran nunca. Pues la psicologэa de estas mujeres podrэa acaso servir para explicar la de ese alemсn que con una rosa entre las pсginas de un libro de versos se iba, tiernamente, a arrojar bombas de cuarenta kilos sobre los tejados de Parэs... |
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