"La Rana Viajera" - читать интересную книгу автора (Camba_Julio)

--No haga usted semejante cosa--le respondэ--. Llame usted a un
medicucho cualquiera. Llame usted a un sastre. Llame usted a un barbero
o a un ebanista, pero no llame usted a un gran cirujano. El gran
cirujano le considerarс a usted el apщndice asэ como un virtuoso del
violэn puede considerar la _Sonata de Kreutzer_, y de una manera muy
artэstica, le matarс a usted...

Yo he visto trabajar una vez a un virtuoso de la cirugэa. Rodeado de un
coro de admiradores se dirigiє a una mesa de mсrmol, donde,
convenientemente narcotizado, yacэa el enfermo. El virtuoso cogiє unas
pinzas y un bisturэ y se dirigiє a nosotros.

--Para la mayorэa de los cirujanos--nos explicє--esta operaciєn no
ofrecerэa dificultad ninguna. Es una operaciєn sencillэsima, que estс
resuelta desde hace mucho tiempo, y que puede realizar cualquiera sin
el menor peligro. Comprenderсn ustedes, sin embargo, que despuщs de
reunir aquэ a tan buenos amigos, yo no voy a defraudar su expectaciєn.
Las posibilidades quir·rgicas son ilimitadas para todo mщdico que tenga
sangre de artista, y yo voy a demostrarlo ensayando con este enfermo un
procedimiento inщdito y completamente personal. Es un procedimiento
peligroso, indudablemente, pero en eso consiste su encanto. Ya saben
ustedes, seёores, que a mэ no me arredra el peligro...

Y, con un gesto a lo Thuillier, el gran cirujano se lanzє sobre el
enfermo, quien, bajo la influencia del cloroformo, habэa comenzado a
cantar unas peteneras. Los admiradores no pudieron contenerse y
rompieron a aplaudir.

--Van ustedes a ver con quщ rapidez procedo--aёadiє el gran cirujano--.
Toda la operaciєn se reduce a tres trazos. бZas! бZas! бZas!...

El gran cirujano hizo sus tres trazos y el enfermo dejє de cantar.

--Se le va el pulso--observє un ayudante.

Otro ayudante cogiє con unas pinzas la lengua del pobre hombre, y se
puso a tirar de ella desesperadamente, pero todo fue in·til. Al poco
rato el enfermo habэa muerto.

--бQuщ lсstima!--exclamє uno.

--бVerdaderamente!--exclamє otro, que quizсs fuese yo mismo--. Este
pequeёo detalle enturbia un poco el щxito de la operaciєn...

El prэncipe de la cirugэa se lavє las manos, y si alguien se ha lavado
alguna vez las manos como Pilatos, fue precisamente aquel hombre.
Salimos a la calle; pero, como de costumbre, no se veэa un guardia...

Amigo lector: Permэtame usted que le dщ el mismo consejo con que ya
favorecэ al amigo de quien he hablado antes. Si alguna vez necesita