"James Patrick Kelly - Grandullon" - читать интересную книгу автора (Kelly James Patrick)

GRANDULLON
James Patrick Kelly
***
Los cuentos de James Patrick Kelly con frecuencia describen el futuro desde el lugar
de trabajo de una persona com├║n. Al escribir su ├║ltimo cuento, pens├│ en la evoluci├│n que
podr├нa darse en la tarea de un guardia de seguridad, en lo mon├│tono que pod├нa ser su
trabajo y en los medios que puede hallar un hombre para hacer que las cosas se pongan
un poco m├бs interesantes.

La ├║ltima vez que se hab├нa conectado a Muy Lejos, Murph se hab├нa borrado las tetillas. Estaba seguro de que
Gata lo hab├нa notado, aunque ├йl se hab├нa dejado la camisa puesta
mientras hac├нan el amor. Ella siempre se dejaba algo puesto... alguna de sus prendas er├│ticas. La vez del
sombrero, Murph casi hab├нa sufrido un desmayo. Pero ├йl estaba preparado para algo m├бs que otra simple sesi├│n
de sexo fantasma. Quer├нa decirle su nombre, lograr que ella lo invitara a su cabina. Se imaginaba abri├йndole el
botiqu├нn de medicamentos, buscando algo bajo su cama. ┬┐Habr├нa comprendido la insinuaci├│n? Tal vez hab├нa sido
demasiado sutil. Gata no hab├нa dicho nada sobre su pecho corregido, pero, por supuesto, nunca lo har├нa. Gata
amaba el misterio. Para ella, formaba parte del juego amoroso.
El icono veintisiete comenz├│ a titilar. Algo hab├нa disparado los detectores de intrusos del consultorio del Dr.
Bertrand. Murph era el operador de seguridad de Bertrand.
тАФExpandir тАФdijo Murph. Bostez├│ e inclin├│ hacia atr├бs su butaca de trabajo. El mecanismo hidr├бulico de la
silla suspir├│ bajo los ciento treinta kilos de Murph. La pantalla ubicada en el cielorraso de la cabina mostraba tres
tomas del oscuro consultorio del psiquiatra, en el alc├бzar. Una mujer que nunca antes hab├нa visto lanz├│ una risita
tonta, al tiempo que entraba en la diminuta sala de espera de Bertrand. Bertrand la rode├│ con su brazo y, con un
adem├бn, orden├│ a las luces que se encendieran.
тАФHola, Murph тАФsalud├│ a la c├бmaraтАФ. No pod├нa dormir, as├н que pens├й en ponerme a trabajar un poco.
La mujer miraba todo fijamente, como si esperase ver a alguien en la habitaci├│n. Despu├йs, localiz├│ la c├бmara
y la mir├│ con sorna.
тАФPrimero tengo que hacer pis. тАФTen├нa una voz de whisky, oscura como el humo. Bertrand se├▒al├│ al
sanitario. La mujer avanz├│ tambale├бndose y cerr├│ la puerta tras de s├н. La esposa de Bertrand lo hab├нa
abandonado en enero, mud├бndose del barco a la ciudad. Desde entonces, el psiquiatra se quedaba despierto
hasta tarde, buscando algo que hacer. Quiz├бs ya lo hab├нa encontrado.
тАФ┬┐Se enter├│ de lo de Noonan? тАФBertrand quer├нa fingir que la mujer no exist├нa.
тАФDicen que no ten├нa ni una marca тАФdijo MurphтАФ, pero sigo sin creer que fue suicidio. Habl├й con ella el
viernes y estaba tan cuerda como yo.
тАФ┬┐Qui├йn se supon├нa que deb├нa protegerla?
тАФNadie. Despidi├│ a Tumey la semana pasada.
Se oy├│ que corr├нa el agua del inodoro.
тАФDisculpe, doc, debo irme. Salgo en diez minutos y estoy en medio de mi ├║ltima ronda. тАФSi Bertrand
hubiese estado solo, Murph le habr├нa concedido unos minutos para o├нrlo quejarse de su vida. Se supon├нa que los
hombres obesos sab├нan escucharтАФ. Bumpus cubre la vigilancia de mis locales despu├йs de las 23:00. No olvide
resetear el sistema cuando se vaya. тАФEncogi├│ nuevamente la oficina de Bertrand al tama├▒o de un icono y busc├│
la identificaci├│n de la mujer.
Era Carree Gates, una profesional con licencia que hab├нa viajado desde Lawrence. Su ├║ltimo examen
ginecol├│gico hab├нa sido el mes anterior. Murph se pregunt├│ si el pobre Bertrand se habr├нa molestado en verificarlo.
Pudo haberse puesto a mirar al viejo mientras se tumbaba en el sof├б con su chica segura. Mientras la acostaba
sobre el escritorio. A algunos clientes les gustaba m├бs as├н. Pero eran las 22:52 y estaba cansado de vigilar los
muebles de otras personas a trav├йs de la fluctuante penumbra azul. Adem├бs, no era esa su perversi├│n. Si ten├нa que
mirar a la gente durante el sexo, prefer├нa mirarse a s├н mismo. Con Gata.
Pod├нa ser que Gata viviera cerca de proa. O en la cubierta del barco. La idea de cargar su humanidad a lo
largo cinco tramos ascendentes de escaleras angostas le daba mareos. El m├бximo ejercicio que hac├нa eran los seis