Al agente Dale Claxton, que murió valientemente en solitario acto de servicio
NOTA DEL AUTOR: El 4 de mayo de 1998, el agente Dale Claxton de la policía de Cortez, Colorado, dio el alto a un camión cisterna robado. Los tres hombres que iban en él lo abatieron con una descarga de armas automáticas. Durante la persecución subsiguiente fueron heridos tres agentes más, uno de los fugitivos se suicidó y los dos supervivientes desaparecieron en las agrestes extensiones deshabitadas de las montañas, los oteros y los cañones de la frontera entre Utah y California. El Departamento Federal de Investigación (FBI) se hizo cargo de la operación de busca y captura. Rápidamente se reunieron más de quinientos hombres provenientes de, al menos, veinte organismos federales, estatales y tribales, además de los cazadores de recompensas atraídos por los doscientos cincuenta mil dólares que el gobierno ofreció por los fugitivos.
Según palabras textuales de Leonard Butler, el astuto jefe de la policía tribal navaja, la persecución «se convirtió en un circo». Las personas que veían a los fugitivos en algún lugar enviaban informes al coordinador de la operación, pero dichos informes no llegaban a las patrullas de búsqueda. Por otra parte, las diferentes patrullas se seguían la pista unas a otras y no podían comunicarse entre sí por carecer de frecuencias de radio compatibles; la policía local, que conocía la región, permanecía inmovilizada en los controles de carretera, mientras que los agentes llegados de las ciudades se perdían recorriendo los cañones, lugares para ellos desconocidos. Se evacuó la población de Bluff, se incendió la maleza de la vega del río San Juan para obligar a salir a los fugitivos y la persecución se prolongó hasta el verano. En julio, corrió la voz de que el FBI daba por muertos a los fugitivos (de risa, seguramente, según comentó un amigo mío de la policía). En agosto, sólo los rastreadores de la policía navaja seguían buscándolos.
En el momento de escribir esta novela (julio de 1999), los fugitivos siguen en libertad; sin embargo, la persecución de 1998 existe en este libro únicamente como recuerdo ficticio de personajes ficticios.
Los personajes de este libro son imaginarios, a excepción de Patti (P. J.) Collins y el equipo de reconocimiento de la Environmental Protection Agency (organismo oficial de protección del entorno). Doy las gracias a la señora Collins por la información que me facilitó sobre el trabajo de trazado de mapas de zonas radiactivas, y a P. J. y a la tripulación del helicóptero por llevarse a Chee a sobrevolar el cañón del Gothic.