"Una Muerte Sencilla" - читать интересную книгу автора (James Peter)

Capítulo 2

Michael, a quien la cabeza le daba vueltas, oyó unos gritos, luego un ruido sordo, como si alguien hubiera soltado el walkie-talkie.

Luego, silencio.

Pulsó el botón de «Hablar».

– ¿Hola?

Sólo le llegaban interferencias vacías.

– ¿Hola? ¡Eh, tíos!

Aún nada. Fijó la vista en la radio bidireccional. Era un aparato pequeño y grueso, una caja de plástico duro y negro, con una antena corta y otra larga, con la marca «Motorola» grabada sobre la rejilla del altavoz. También había un botón de «On/Off», un control de volumen, un selector de canales y una lucecita verde que brillaba intensamente. Luego se quedó mirando el satén blanco que estaba a pocos centímetros de sus ojos, combatiendo el pánico, respirando cada vez más y más deprisa. Se estaba meando, mucho, desesperadamente.

¿Dónde coño estaba? ¿Dónde estaban Josh, Luke, Pete y Robbo? ¿Ahí fuera, riéndose? ¿De verdad se habían marchado a un club, los muy cabrones?

Luego, a medida que el alcohol le hacía efecto de nuevo, el pánico remitió. Sus pensamientos se volvieron sombríos, confusos. Se le cerraron los ojos y el sueño casi lo venció.

Cuando volvió a abrirlos, enfocó el satén blando, mientras notaba que las náuseas le subían de repente por la garganta, lo elevaban en el aire y luego lo soltaban. Otra vez arriba. Y abajo. Tragó saliva, cerró los ojos de nuevo, atolondrado, con la sensación de que el ataúd iba a la deriva, meciéndose de un lado a otro, flotando. Se le estaban pasando las ganas de mear. De repente, las náuseas ya no eran tan acentuadas. Se estaba cómodo allí dentro. Flotando. ¡Era como estar en una cama enorme!

Se le cerraron los ojos y se sumió en un sueño profundo.