"¡Increíble Kamo!" - читать интересную книгу автора (Pennac Daniel)

Daniel Pennac
¡Increíble Kamo!

1 Kamo's mother

– ¡Sólo tres respuestas correctas en inglés! -la madre de Kamo tiró el cuaderno de notas sobre el mantel de hule-. ¡Estarás contento!

A veces lo tiraba con tanta violencia que Kamo daba un salto para esquivar el café derramado.

– ¡Pero he tenido un sobresaliente en historia!

Ella enjugaba el café con un gesto circular y al momento aparecía una segunda taza humeante bajo la nariz de su hijo.

– ¡Aunque tuvieras matrícula de honor en historia, no harías que me tragara tu tres en Inglés!

Era su tema de discusión favorito. Kamo sabía defenderse.

– ¿Acaso te pregunto yo por qué te han largado de Antibio-pool?

Antibio-pool. un respetable laboratorio farmacéutico, era la última empresa en que había trabajado su madre, Había aguantado diez días, pero había acabado explicando a la clientela que el 95 % de los medicamentos que fabricaban eran un camelo y que el 5 % restante los vendían diez veces más caros de lo debido.

– ¡Y pensar que todos los adolescentes del mundo hablan inglés! Todos menos mi hijo. ¿Por qué mi hijo precisamente, vamos a ver?

– ¡Y pensar que todas las madres del mundo conservan su curro más de quince días! Todas menos mi madre. ¿Por qué mí madre precisamente, vamos a ver?

Pero era una mujer a la que le gustaban los desafíos. El día que Kamo le contestó aquello, estalló en una alegre carcajada (sí. sabían hacerlo: pelearse y reírse al mismo tiempo) y luego lo dejó clavado en el sitio, diciéndole mientras le apuntaba con el dedo:

– Vale, listillo: ahora mismo salgo a buscarme un nuevo trabajo, voy a encontrarlo, voy a conservarlo, y dentro de tres meses tendrás tú otros tres para saber inglés. ¿Trato hecho?


Kamo había aceptado sin vacilar. Me explicó que no corría ningún riesgo:

– Con el carácter que tiene no podría aguantar ni de farera: tendría bronca con las gaviotas.

Sin embargo, un mes después había encontrado un puesto de redactara en un organismo internacional. Kamo fruncía el ceño:

– Algo de intercambios culturales, por lo que he entendido…

A veces volvía a casa tan tarde que Kamo tenía que hacer la compra y la cena.

– Hasta se trae los papeles a casa, ¡te imaginas.?

Lo que me imaginaba sobre todo era que mi amigo Kamo iba a tener que meterse en serio con el inglés. Habían pasado dos meses y cada día tenía la cara más larga.

– No te lo he dicho? ¡Trabaja también los domingos!

Y la última noche del tercer mes, cuando su madre fue a darle un beso a la cama, Kamo tembló al ver su sonrisa de ángel victorioso.

– Buenas noches, querido mío. ¡Tienes exactamente tres meses para saber inglés!

Noche de insomnio.

Es cierto que a la mañana siguiente Kamo trató de defenderse, pero sin mucha convicción.

– ¿Cómo quieres que aprenda una lengua en tres meses?

Abrigo, bolso y sombrero. Estaba ya lista para salir.

– ¡Tu madre tiene la solución!

Abrió el bolso y le alargó una hoja de papel con una lista de nombres propios claramente británicos.

– ¿Qué es esto?

– Los nombres de quince corresponsales. ¡Eliges al que o a la que quieras, le escribes en francés, él o ella te contesta en inglés y dentro de tres meses eres bilingüe!

– ¡Pero yo no conozco a esa gente! ¡No tengo nada que decirles!

Hila le dio un beso en la frente.

– Haz el retrato de tu madre, explica con qué clase de monstruo vives, eso te inspirará.

El bolso volvió a cerrarse con un «clic». Ella estaba ya a! final del pasillo, con la mano en el picaporte de la puerta de entrada,

– ¡Mamá!

Le dijo adiós con una seña amable, sin volverse.

– Tres meses, querido, ni un minuto más. Verás como lo consigues.