"Cuentos de mí mismo" - читать интересную книгу автора (Unamuno Miguel de)

Unamuno, protagonista de su vasta obra

La obra íntegra de Unamuno refleja en última instancia su omnipresente personalidad, cuidadosamente configurada como un personaje más y éste referido a una suerte de Unamuno profundo, insobornable "yo" que abarcaba los hasta cuatro "yoes" que, siguiendo a Oliver Wendel Holmes en una conocida broma literaria, distinguía el escritor: el que uno es, el que uno piensa que es, el que uno quiere ser, el que los demás piensan que es uno. Harriet S. Stevens ha descrito muy bien cómo los cuentos le tienen por protagonista: "Encarna unas veces en el personaje, revistiendo apariencia distinta de la suya, ocultándose apenas tras él; en otras narraciones se incluye en el relato como dialogante o monologante, y con sus preguntas y comentarios provoca confesiones, reminiscencias. Escucha al personaje y advierte cómo, por su comportamiento y sus palabras, éste va creándose. Los cuentos son conversacionales, tejidos con rumores, chismes de casino, cuchilleos de balcones y ventanas, murmuraciones que se evaporan en el aire y componen el inmenso "vaho humano", brumosa masa de palabras e inquietudes. Sus peculiares ingredientes, contradicciones y paradojas, ayudan a reflejar en pequeña escala una visión autónoma, un macrocosmos contenido en un microcosmos, cuyos instantes ciñen cosas eternas" ("Los cuentos de Unamuno", La Torre, núms. 35-36, Puerto Rico, julio-diciembre, 1961. Reproducido en Miguel de Unamuno, ed. de Antonio Sánchez Barbudo, Madrid, Taurus, 1974).

Siguiendo el lema de Ibsen, de Schiller, el escritor vasco prefirió vivir "solo -según lo retrató Ramón Gómez de la Serna {Retratos contemporáneos, Buenos Aires, Sudamericana, 1941)- y lleno de fe en sí mismo y en el porvenir: solo y fuera de esa llamada república de las letras, que no pasa de ser una feria de gitanos y chalanes", tratando de expresar su yo íntimo en todo lo que escribió aun en el más circunstancial artículo y comentario periodístico. Hay quien parece vacilar sobre el valor de lo que Unamuno hizo (en rigor, de lo que escribió), por no saber quién era, pero esto nadie mejor que su misma obra para decirlo; sus libros son, si no él mismo, su testimonio más veraz.