"John Varley - Incursion Area" - читать интересную книгу автора (Varley John) тАФEstamos treinta y tres minutos en positivo тАФdijo.
No ten├нa sentido decir lo que todos est├бbamos pensando; las cosas iban muy mal. тАФVuelve a Turista тАФdijeтАФ. Mu├йstrate valiente, sonr├нe a todo el mundo, pero exag├йralo un poco, ┬┐entendido? тАФEntendido тАФdijo Cristabel. Procesamos a la otra r├бpidamente, sin incidentes. Luego no qued├│ tiempo para hablar de nada. Dentro de ochenta y nueve minutos, el Vuelo 128 iba a estar esparcido por toda una monta├▒a, hubi├йramos terminado o no. Dave se meti├│ en la cabina de pilotaje para impedir que el equipo de navegaci├│n nos molestara. Se supon├нa que Pinky y yo ten├нamos que hacernos cargo de la primera clase y despu├йs ayudar a Cristabel y Liza en la Turista. Utilizamos la estratagema habitual de ┬лcaf├й, t├й o leche┬╗, confiando en nuestra velocidad y su inercia. Me inclin├й sobre los dos primeros asientos de la izquierda. тАФ┬┐Est├бn disfrutando del vuelo? Pop, pop. Dos apretaduras del gatillo, cerca de las cabezas, y fuera de la vista del resto de los borregos. Pop, pop. A medio camino de la sala algunas personas nos contemplaban con curiosidad. Pero la gente no arma alboroto hasta que tienen muchos m├бs motivos. Un borrego de la ├║ltima fila se levant├│ y le di. En ese momento s├│lo quedaban ocho despiertos. Dej├й la sonrisa y dispar├й cuatro tiros r├бpidos. Pinky se encarg├│ del resto. Atravesamos corriendo la cortina, justo a tiempo. Se estaba alzando un fuerte rumor en la parte trasera de la clase turista, cuando estaban ya procesados aproximadamente el sesenta por ciento de los borregos. Cristabel me dirigi├│ una mirada y asent├н. тАФMuy bien, amigos тАФgrit├│тАФ. Quiero que os est├йis calladitos. Tranquilizaos y escuchad. T├║, cabeza gorda, c├бllate si no quieres que te meta el pie por el trasero, y de plano. La sorpresa de o├нrla hablar as├н fue suficiente para conseguirnos un poco de tiempo, en cualquier caso. Hab├нamos formado una l├нnea de ataque a lo ancho del avi├│n, con los rev├│lveres alzados, apoyados en respaldos de sillones y apuntados al agitado y aturdido grupo de treinta borregos. Los rev├│lveres bastan para atemorizar a cualquiera excepto a los m├бs temerarios. En esencia, un anonadador de serie no es m├бs que un cilindro de pl├бstico con dos rejillas separadas unos quince cent├нmetros. No hay en ├йl suficiente metal para activar una alarma antirrobos. Y para la gente desde la Edad de Piedra hasta aproximadamente 2190 no tiene m├бs aspecto de arma que un bol├нgrafo. Por eso la Secci├│n de Equipos los embute en un armaz├│n de pl├бstico que los convierte en verdaderos desintegradores |
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