"¡Increíble Kamo!" - читать интересную книгу автора (Pennac Daniel)

4 Dirty little sickfrog

AQUELLA mañana llegó al colegio bastante excitado.

– ¡Ha contestado! ¡Vamos a pasarlo bomba!

Me tendió un sobre que todavía no había abierto.

– Serás mi traductor oficial, ¿vale?

– ¿Una carta de amor? -preguntó Lanthier el Largo, echando un vistazo por encima de nosotros.

No pudimos abrir el sobre hasta el recreo de las diez. Coincidencia: la mañana transcurrió bajo la sombra de Inglaterra. La señorita Nahoum nos hizo una soberbia descripción de la Inglaterra victoriana -moral, farolas, niebla, máquinas de vapor, tuberculosis- y nos aconsejó que leyéramos El extraño caso del doctor Jekylll y mister Hyde, «in english. si es possible».

Y Baynac. nuestro profe de historia, hizo un retrato del republicano Cromwell que entusiasmó a Kamo.

El sobre de la agencia Babel contenía otro, tranqueado en Escocia, de un papel espeso y grisáceo en el que descubrimos la letra de Cathcrine Earnshaw. Una letra nerviosa, afilada. En algunos sitios la pluma había arrancado la fibra del papel. Primera sorpresa: al dar la vuelta al sobre para abrirlo, constatamos que no estaba pegado, sino precintado con un pequeño sello de lacre marrón. Kamo torció el morro.

– Un sobre lacrado… ¡Será fantasmona! Estos rosbifes siempre dándoselas de sangre azul.

Hice saltar el lacre con la uña y desdoblé la hoja que había en el sobre. También era de un papel basto y espeso, como húmedo entre mis dedos, y estaba totalmente cubierta de la misma letra acerada, desordenada, con líneas que se prolongaban torciéndose por los márgenes, puntos que salpicaban el espacio circundante, mayúsculas que desgarraban el papel, largas tachaduras que rayaban párrafos enteros como cicatrices violáceas (ése era el color de su tinta: violeta un poco apagado).

– ¡Esto no es una carta, es un campo de batalla! -murmuró Kamo, cuyas cejas se habían fruncido-. Bueno, ¿y qué es lo que dice?

En su voz había más impaciencia de la que le hubiera gustado demostrar.

– Te llama «dirty littie sick frog».

– Que quiere decir…

– «Sucio renacuajo enfermo».

A Kamo le dio tal ataque de risa que Lanthier el Largo acudió desde el fondo del patio en tres zancadas.

– ¡Creí que era una fantasmona y me encuentro con una colega! ¡Sucio renacuajo enfermo!… Pero -"por qué renacuajo?

– Porque los rosbifes nos llaman algo de eso: comerranas.

– ¿Tú has comido ranas alguna vez?

– Jamás.

– Sigue traduciendo… ¡Me parece que me va a gustar la rosbif esta!

Leí el primer párrafo en silencio y no pude evitar mirar a Kamo antes de traducírselo. No ocultaba ya su curiosidad.

Esto es lo que escribía miss Catherine Earnshaw:


Sucio renacuajo enfermo:

Seguramente os gustaría que siguiera en este tono; adivino que os complacería. ¡Pues no! No tengo ningunas ganas de reír ni ningún motivo para serviros de diversión.

Habéis querido dároslas de ingenioso, señor Kamo (¡Dios mío, qué estúpidamente infantiles son los chicos de mi edad!), pero al dejar caer vuestro compás sobre mi nombre ¡o habéis plantado en la desgracia.


Seguía un párrafo completamente tachado. Levanté furtivamente la vista. Kamo ya no sonreía. Lanthier el Largo había considerado prudente regresar de puntillas al fondo del patio. Una seña nerviosa de mi amigo me devolvió a mi traducción.


Me preguntáis si me dolió la herida. Lo ignoro: el día en que clavasteis ese compás en la E mayúscula de los Earnshaw, yo estaba embargada por otro dolor. Ese mismo día, ni uno más ni uno menos, hacía dos años que había muerto mí padre. En torno a la casa y en la chimenea rugía el mismo viento. (Tiempo borrascoso, es cierto: pero, aunque nadie había pensado en encender el fuego, yo no sentía el frío.)

Leí la carta sentada al pie de su sillón vacío, ¡juzgad vos mismo la impresión que me hizo! Y sin embargo, al leeros fue de mí misma de quien me avergoncé. Vuestra estúpida carta me recordó que solía hablarle a mi padre con el mismo tono arrogante, contraponiendo siempre mis pequeños caprichos a su extremo cansancio, mi deseo de hacerme la graciosa a su necesidad de paz. ¡Infancia imbécil que nada ve., que nada siente, que no sabe que la gente muere!

Y la última noche, sentada a sus pies, con la cabeza en sus rodillas (a veces lo hacía para que me fueran perdonadas ¡as estupideces que volvería a hacer al día siguiente), antes de dormirse, me acarició el pelo i¡ dijo: «¿Por qué no podrás ser siempre una buena chica. Cathy?». Fueron sus últimas palabras.


En ese momento, Kamo me arrancó la carta de las manos.

– ¿Cómo es esa frase en inglés?

– ¿Cuál?

– ¡Las últimas palabras de su padre!

Le señale la frase con el dedo: «¿Why canst thou not always be a good lass, Cathy.-».

– ¿A good lass? ¿Qué quiere decir eso de «lass»?

– Es una palabra escocesa; la vimos con la señorita Nahoum. Quiere decir «chica joven» en escocés.

– Sigue…


No tengo nada más que deciros. Enviasteis vuestra carta como el que arroja una piedra por encima de un muro: es justo que sepáis dónde ha caído.

Mi contestación no espera nada de vos.

Catkerine Earnshaw