"Contravida" - читать интересную книгу автора (Bastos Augusto Roa)3Me escondieron en una de las zanjas de desagüe que sirven para canalizar los raudales de las lluvias, cubierta de espesa vegetación. Las mujeres se fueron en seguida, con la conjura de un secreto que no debían ni podían denunciar. Sólo quedó la dueña de casa, una anciana de flacura esquelética a quien no le podía ver la cara tapada a medias por el oscuro y andrajoso manto. Envuelto de la cabeza a los pies en vendas de trapo apretadas sobre carnadas de hierbas medicinales machacadas, aspiraba esos zumos silvestres acres y suaves. Fui reconociendo el aroma del romero, del taropé, del Desde la zanja, oculta por salvaje vegetación, el día se deslizaba entre dos horizontes de sombra y luz, que sólo significaban para mí grados de una noche continua de nunca acabar. La hondonada entera se llenaba por momentos de un viento coagulado en la inmovilidad de un aviso silencioso pero amenazador. El calor pesaba entonces sobre mi cuerpo como un bloque de piedra. Llegaban hasta mí el ladrido lejano de los perros, el gemir de las raíces, el rebullir de las ratas, el aliento de los bajos fondos donde el crimen incuba sus babas de plomo. Las hojas ocultaban las estrellas y la luna. En la tiniebla blanca del mediodía el sol era apenas una mancha rojiza deslizándose en medio del boscaje hasta que se borraba en la total oscuridad. El hambriento ulular de alguna lechuza me indicaba que la noche era noche. La tortura de los huesos, que el día era día. La angustia de la espera, que el tiempo es inmóvil como la eternidad. El débil batir de mi pulso comprimido por las vendas me atronaba en el oído con el sordo estruendo de una explosión. Después advertí que no era mi pulso sino el eco en mi espíritu de la conmoción del derrumbe. Cuando ese sordo fragor se acabara de extinguir, iba a estar muerto, sin saberlo. Como había nacido. |
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