"Contravida" - читать интересную книгу автора (Bastos Augusto Roa)6Fui recobrando lentamente el movimiento de los miembros. La memoria también empezó a surgir de la oscuridad en que mi mente había fondeado. Imágenes, hechos difusos, figuras deformes que transcurrían en un solo día hecho de innumerables días. Un solo día fijo, inmóvil. Ése que me hallaba expiando por estar vivo, me tenía clavado en una zanja, como en una sepultura anticipada. No era sino una inmundicia más en el basural del baldío. La grieta resplandeciente en lo alto del túnel encandilaba mis ojos a toda hora a través de los párpados desgarrados. Era como el embudo vitrificado de la fulgurita que el rayo deja al pasar a través de los terrenos arenosos. Con ansia mortal soñaba en lluvias torrenciales, en avalanchas de agua y barro que arrojaran mi cuerpo a la laguna muerta de la bahía. En la hondonada cenagosa zumbaba la vida desnuda, potente, pestilencial, esponjada en las burbujas de su propia fermentación. Con el resto de mis fuerzas trataba de absorber por todos los poros esa energía ciega y elemental. Sobre mi cuerpo escurrido y flaco se había apostado una sombra que me impedía pensar, respirar, dormir, mover un solo músculo, recordar quién era yo. En la total inmovilidad de mi cuerpo, mi corazón se movía en contracciones dolorosas con los movimientos de la tierra. Me acosaba la sensación continua de que una rata, de las muchas que recorrían la zanja, mordisqueaba mis vendas como queriendo liberarme de esa mortaja. Sus colmillos agudos y nacarados se deslizaban muy cerca de mis ojos fulgurando en la oscuridad. Empezó a roerme el labio partido, la punta de la nariz. No sufría ningún dolor. Sólo una náusea atroz. Al atardecer siguiente, un gato barcino, enorme y flaco, con ojos de tigre, se acercó, husmeó mi cuerpo y montó guardia a mi lado, inmóvil y sombrío. Se quedó allí toda la noche. Al amanecer se fue. |
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