"La Rana Viajera" - читать интересную книгу автора (Camba_Julio)

esto tampoco implica el que ese hombre tenga muchas vagonetas en su
poder, sino que conoce a un seёor, el cual, por medio de otro seёor,
sabe de un tercer seёor que quiere vender vagonetas. Y asэ ocurre el que
unos hombres que no necesitan vagonetas absolutamente para nada se pasen
la vida comprсndoles vagonetas a otros hombres que no las tienen. Y
quien habla de vagonetas, habla de traviesas. Y quien habla de
traviesas, habla de clavos. Y quien habla de clavos, habla de brea. Y
quien habla de brea, habla de barcos. Y asэ sucesivamente.

Yo tengo en Bilbao un amigo que se comprє a sэ mismo trescientas
toneladas de brea. No se trata de un bilbaэno, sino de un madrileёo. A
poco de llegar al cafщ del bulevar, este chico dijo que necesitaba brea.
En _Maxim's_ hubiese pedido _whisky_, pero en el cafщ del bulevar se le
desarrollaron apetitos de mсs importancia. Querэa brea, muchas toneladas
de brea, y cuanto antes, mejor. Pasaron dэas, y los deseos de mi amigo
fueron satisfechos. Mi amigo tuvo brea en gran abundancia; pero como, en
realidad, щl no necesitaba la brea para nada, al verse lleno de ella se
puso a ofrecerla.

--┐Quiщn quiere brea?--dijo--. Yo puedo venderla en excelentes
condiciones.

--┐Vende usted brea?--le preguntє un seёor--.Pues yo le compro a usted
trescientas toneladas.

Convinieron el precio y firmaron un documento. Pero el comprador no
compraba por su cuenta, sino por cuenta de un seёor a quien, quince dэas
antes, le habэa oэdo decir que querэa brea. Y este seёor resultє ser
precisamente mi amigo, el cual, siendo vendedor de sэ propio, no pudo
robarse gran cosa y sєlo perdiє la comisiєn.

┐Cuсntas operaciones de este gщnero no se harсn diariamente en Bilbao?
┐Cuсntos hombres que ni hacen clavos, ni tienen fсbricas de clavos, ni
se dedican a industrias para las que necesiten clavos, no vivirсn de los
clavos en esta ciudad? Es el comercio, el honrado comercio, genio del
mundo moderno.....




IV

EL VASCUENCE


Yo he creэdo en el vascuence hasta que lo he oэdo hablar. Ahora tengo la
idea de que hay trescientas, cuatrocientas, tal vez quinientas palabras
de vascuence, y que todas las otras son una hсbil invenciєn. Me he
enterado, por ejemplo, de que mientras los vascos espaёoles le llaman al
tenedor _tenedorєa_, los vascos franceses le dicen _fourchetєa_. En una