"La paja en el ojo de Dios" - читать интересную книгу автора (Niven Larry, Pornelle Jerry)

4 • Prioridad OC

El viaje hiperespacial puede ser extraño y decepcionante.

Se tarda un tiempo inconmensurablemente corto en viajar entre las estrellas; pero cuando la ruta sigue sólo un camino crítico entre cada par de estrellas (nunca una línea absolutamente recta, pero aproximándose lo bastante para visualizarla como tal) y los puntos terminales del camino están lejos de las distorsiones de espacio causadas por estrellas y grandes masas planetarias, sucede que una nave dedica la mayor parte de su tiempo a desplazarse de un punto terminal al otro.

Y, aún peor, no todo par de estrellas se halla unido por líneas de este género. Los caminos corren a lo largo de líneas de flujo termonuclear y equipotencial, y la presencia de otras estrellas en el plano geométrico puede impedir que exista ese camino. De las líneas que existen, no todas se hallan registradas en los mapas. Son difíciles de encontrar.

Los pasajeros de la MacArthur descubrieron que viajar a bordo de una nave de guerra imperial era algo parecido a la cárcel. Los tripulantes tenían tareas que realizar y reparaciones que hacer incluso cuando no estaban de servicio. Los pasajeros se hacían compañía mutua y gozaban de la vida social que permitía la rutina de la Marina. No había espacio para los servicios de recreo de las lujosas naves de pasajeros.

Resultaba aburrido. Cuando la MacArthur se disponía a emprender su último Salto, los pasajeros pensaban en su llegada a Nueva Caledonia como la liberación de una cárcel.


NUEVA CALEDONIA: Sistema estelar situado detrás del Saco de Carbón con una estrella primaria F8 catalogada como Murcheson A. La lejana binaria, Murcheson B, no forma parte del sistema de Nueva Caledonia. Murcheson A tiene seis planetas de cinco órbitas, con cuatro planetas internos, un vacío relativamente grande en el que se encuentran los restos de un planeta que no llegó a formarse, y otros dos planetas exteriores en una relación troyana. Los cuatro planetas internos se llaman Conchobar, Nueva Irlanda, Nueva Escocia y Fomor, según el orden de separación del sol, al que se conoce localmente como Cal, o Viejo Cal, o el Sol. Los dos planetas de la parte media están habitados; fueron terraformados por los científicos del Primer Imperio después de que Jasper Murcheson, que estaba emparentado con Alejandro IV, convenciese al Consejo de que el sistema de Nueva Caledonia era el lugar más adecuado para construir una universidad imperial. Se sabe hoy que a Murcheson le interesaba más que nada disponer de un planeta habitado próximo a la supergigante roja llamada Ojo de Murcheson, y como no estaba satisfecho del clima de Nueva Irlanda exigió también la terraformación de Nueva Escocia.

Fomor es un planeta relativamente pequeño, casi sin atmósfera, y con muy pocas características interesantes. Posee, sin embargo, varios hongos biológicamente relacionados con los hongos encontrados en el Sector Trans-Saco de Carbón, y su sistema de transmisión a Fomor ha originado una polémica interminable en el Diario de la Sociedad Imperial de Xenobiólogos, pues no existe ninguna otra forma de vida nativa en Nueva Caledonia.

Los dos planetas exteriores ocupan la misma órbita y se llaman Dagda y Mider, siguiendo la nomenclatura mitológica celta del sistema. Dagda es un gigante gaseoso, y el imperio mantiene estaciones de combustible en las dos lunas del planeta, Angus y Brigit. Se advierte a las naves mercantes que Brigit es una base de la Marina Espacial a la que no pueden acercarse sin permiso.

Mider es una fría bola de metal, ampliamente excavada, y problemática para los cosmólogos porque su proceso de formación no parece ajustarse a ninguna de las dos principales teorías opuestas sobre el origen de los planetas.

Nueva Escocia y Nueva Irlanda, los únicos planetas habitados del sistema, tenían amplias atmósferas de vapor de agua y metano cuando los descubrieron, pero sin oxígeno libre. Elementos biológicos en cantidades masivas los convirtieron en mundos habitables a un coste considerable; Murcheson perdió al final su influencia en el Consejo, pero la inversión era ya tan grande que el proyecto se llevó a la práctica en su totalidad. En menos de cien años de trabajo intensivo las colonias cupuladas se convirtieron en colonias abiertas, uno de los mayores triunfos del Primer Imperio.

Ambos mundos quedaron parcialmente despoblados durante la Guerra Separatista, incorporándose Nueva Irlanda a las fuerzas rebeldes mientras Nueva Escocia permanecía inquebrantablemente fiel. Después de que se interrumpiese el viaje interestelar en el sector Trans-Saco de Carbón, Nueva Escocia continuó la lucha hasta su redescubrimiento por el Segundo Imperio. Como consecuencia, Nueva Escocia es la capital del sector.


La MacArthur traqueteó y volvió a la existencia pasada la órbita de Dagda. Durante largos instantes sus tripulantes siguieron sentados en sus puestos de transición hiperespacial, desorientados, luchando por superar la confusión que sigue siempre al viaje instantáneo.

¿Por qué? Un sector de física de la Universidad Imperial de Segismundo sostiene que el viaje hiperespacial no exige tiempo cero sino tiempo trans-finito, y que esto produce esa confusión característica en hombres y en el equipo de computación. Otras teorías afirman que el Salto produce un estiramiento o un encogimiento del espacio local, que afecta a los nervios, y también a los elementos de computación; o que no todas las partes de la nave aparecen al mismo tiempo; o que inercia y masa varían a un nivel subatómico después de la transición. Nadie lo sabe con certeza, pero el efecto es real.

—Piloto —dijo Blaine pesadamente. Sus ojos se centraron poco a poco en los indicadores del puente.

—Sí, diga, señor —aunque con voz confusa e indecisa, el piloto respondió de forma automática.

—Ponga rumbo a Dagda. Inmediatamente.

—Así lo haré, señor.

En los primeros tiempos del viaje hiperespacial las computadores de la nave habían intentado acelerar inmediatamente después del Salto. No se tardó en descubrir que su confusión era aún mayor que la de los hombres, y se decidió desconectar todo el equipo automático para la transición. En los marcadores de Blaine se encendieron las luces en cuanto los tripulantes comenzaron a reactivar a la MacArthur y a comprobar sus sistemas.

—Haremos escala en Brigit, señor Renner —continuó Blaine—. Ajuste su velocidad. Señor Staley, usted ayudará al piloto jefe.

—De acuerdo, señor.

El puente volvió a la vida. Los tripulantes se incorporaron y reanudaron sus tareas. Los camareros sirvieron café una vez ajustadas aceleración y gravedad. Todos abandonaron los puestos hiperespaciales para volver a sus tareas de control, mientras los ojos artificiales de la MacArthur escrutaban el espacio buscando posibles enemigos. El indicador encendía una luz verde a medida que los tripulantes informaban de que la transición había sido satisfactoria.

Blaine asentía con satisfacción mientras iba tomando su café. Siempre era así, y después de centenares de transiciones aún seguía sintiendo lo mismo. Había algo básicamente erróneo en el viaje instantáneo, algo que dañaba los sentidos, algo que la mente no aceptaba por debajo del nivel del pensamiento. Los hábitos del Servicio hacían a los hombres continuar; también éstos estaban engranados a un nivel más profundo que las funciones intelectuales.

—Señor Whitbread, felicite en mi nombre al jefe de señales e informe, por favor, de nuestra presencia al Cuartel General de la flota de Nueva Escocia. Que Staley les dé nuestro rumbo y nuestra velocidad, y comunique a la estación de combustible de Brigit que nos dirigimos allí. Informe a la Flota de nuestro destino.

—De acuerdo, señor. ¿Señal en diez minutos, señor?

—Sí.

Whitbread se levantó de su silla de mando situada detrás del capitán y caminó tambaleándose hasta el timón.

—Necesitaré suministro completo de energía para una transmisión en diez minutos, Horst.

Se abrió paso desde el puente, recobrándose rápidamente. Los jóvenes solían recuperarse enseguida, lo que era una buena razón para dar el mando de las naves a oficiales jóvenes.

—ESCUCHEN, ESCUCHEN TODOS —dijo Staley; la llamada resonó por toda la nave—. ATENCIÓN. FIN DE LA ACELERACIÓN EN DIEZ MINUTOS. BREVE PERÍODO DE CAÍDA LIBRE EN DIEZ MINUTOS.

—Pero ¿por qué? —oyó Blaine.

Alzó la vista y vio a Sally Fowler a la entrada del puente. Su invitación a los pasajeros para que fuesen al puente cuando no hubiese ninguna emergencia había resultado positiva: Bury apenas si había hecho uso del privilegio.

—¿Por qué caída libre tan pronto? —preguntó ella.

—Necesitamos la energía para transmitir un mensaje —contestó Blaine—. A esta distancia necesitamos un gran volumen de energía para el rayo máser. Podríamos sobrecargar los motores si fuese necesario, pero es norma desconectar para las transmisiones si no hay urgencia.

—Oh.

Sally se sentó en la silla que acababa de abandonar Whitbread. Rod hizo girar su silla de mando para verla de frente, deseando de nuevo que alguien diseñase una prenda de caída libre para las mujeres que no cubriesen tanta parte de sus piernas, o que volviesen a ponerse de moda los antiguos pantalones cortos. Por entonces las faldas se llevaban en Esparta por debajo de las pantorrillas, y las provincias copiaban la moda de la capital. Para los viajes espaciales, los diseñadores hacían prendas tipo pantalón, bastante cómodas, pero holgadas y abultadas…

—¿Cuándo llegaremos a Nueva Escocia? —preguntó ella.

—Depende del tiempo que estemos en Dagda. Sinclair quiere hacer unos trabajos exteriores mientras estamos varados. —Sacó del bolsillo la pequeña computadora y anotó rápidamente en ella—. Veamos, estamos aproximadamente a unos mil quinientos millones de kilómetros de Nueva Escocia, esto significa sobre un centenar de horas de viaje. Unas doscientas horas, aproximadamente, con el tiempo que pasemos en Dagda. Y el tiempo que nos lleve llegar allí, naturalmente. No es tanto, en realidad; queda a unas veinte horas.

—Así que estaremos aún un par de semanas por lo menos —dijo ella—. Yo creía que una vez que llegásemos aquí… —Se interrumpió, riendo—. Es una estupidez. ¿Por qué no se inventa algo que permita utilizar el Salto en el espacio interplanetario? Resulta ridículo, cruzamos cinco años luz en tiempo cero y luego tardamos semanas en llegar a Nueva Escocia.

—¿Tan pronto se ha cansado de nosotros? Es peor que eso, en realidad. El Salto consume una parte insignificante de nuestro hidrógeno… Bueno, no tan insignificante, pero no es gran cosa comparado con el que tendremos que consumir para llegar a Nueva Escocia. No tengo bastante combustible a bordo para ir directamente, en realidad tardaría por lo menos un año, pero hay más que suficiente para hacer un Salto. Todo lo que se necesita es energía suficiente para entrar en el hiperespacio.

Sally cogió una taza de café que le ofrecía el camarero. Estaba acostumbrándose a aquel café de la Marina, que no se parecía a ningún otro de la galaxia.

—Así que tendremos que tener paciencia —dijo ella.

—Eso me temo. He hecho viajes en los que era más rápido pasar a otro punto Alderson, hacer un salto, desviarse a un nuevo sistema, saltar a otro punto, seguir haciendo esto hasta volver al sistema original en un punto distinto… hacer todo eso resultaba más rápido que, simplemente, cruzar el sistema original por el espacio normal. Pero esta vez no, la posición geométrica no es la adecuada.

—Qué lástima —dijo ella riendo—. Veríamos más sectores del universo por el mismo precio.

No dijo que se sentía aburrida; pero Rod pensó que lo estaba, y que poco podía hacer él para impedirlo. No disponía de tiempo para dedicárselo a ella, y no había gran cosa que ver en el viaje.

—ATENCIÓN. ATENCIÓN. PREPÁRENSE PARA CAÍDA LIBRE. Ella apenas si tuvo tiempo para abrocharse el cinturón.


El jefe de comunicaciones, Lud Shattuck, atisbo por su punto de mira, realizando ajustes increíblemente precisos con sus nudosos dedos, increíblemente precisos para aquellos torpes apéndices. Fuera del casco de la MacArthur, un telescopio se movió bajo la dirección de Shattuck hasta dar con un pequeño punto de luz. Se movió luego hasta centrar perfectamente el punto. Shattuck lanzó un gruñido de satisfacción y accionó una palanca. Una antena de máser se ajustó al telescopio mientras la computadora de la nave deducía dónde estaría el punto de luz cuando llegase el mensaje. Un mensaje codificado brotó del carrete de su cinta, mientras los motores posteriores de la MacArthur fundían hidrógeno en helio. La energía recorrió las antenas, energía modulada por la pequeña cinta del cubículo de Shattuck, dirigiéndose hacia Nueva Escocia.

Rod cenaba solo en su camarote cuando llegó la respuesta. El ayudante de guardia miró el encabezamiento y se puso inmediatamente en contacto con Shattuck. Cuatro minutos después el brigadier Whitbread llamaba a la puerta de su capitán.

—¿Sí? —contestó Rod irritado.

—Hay un mensaje del almirante Cranston, señor…

Rod alzó la vista molesto. No quería comer solo, pero los oficiales habían invitado a cenar a Sally Fowler (después de todo, era su turno), y si Blaine se hubiese invitado a cenar con sus oficiales, habría ido también el señor Bury. Y ahora hasta aquella triste cena en soledad se veía interrumpida.

—¿No puede esperar?

—Es prioridad OC, señor.

—¿Prioridad máxima para nosotros? ¿OC? —exclamó Blaine bruscamente, olvidando la gelatina proteínica—. Léamelo, señor Whitbread.

—Sí, señor. A MACARTHUR DE FLOTAIMP. NUEVA ESCOCIA OC OC 8175…

—Omita los códigos de verificación, brigadier. Ya me imagino que los ha comprobado.

—Desde luego, señor. Bueno, continúo señor, fecha, código… SE DIRIGIRÁ USTED CON MÁXIMA VELOCIDAD POSIBLE REPITO MÁXIMA VELOCIDAD POSIBLE A BRIGIT PARA REPONER COMBUSTIBLE CON PRIORIDAD DOBLE STOP REPONDRÁ USTED COMBUSTIBLE EN MÍNIMO TIEMPO STOP.

»LA MACARTHUR SE DIRIGIRÁ LUEGO…bueno, señor, nos dan una coordenada del sistema de Nueva Caledonia… O CUALQUIER OTRO VECTOR QUE ELIJA PARA INTERCEPTAR E INVESTIGAR OBJETO MISTERIOSO QUE HA ENTRADO EN SISTEMA NUEVA CALEDONIA EN ESPACIO NORMAL REPITO ESPACIO NORMAL STOP OBJETO SIGUE VECTOR GALÁCTICO… aquí nos dan un rumbo de la ruta general del Saco de Carbón, señor… A VELOCIDAD APROXIMADA DE SIETE POR CIENTO LA DE LA LUZ STOP VELOCIDAD OBJETO DISMINUYE RÁPIDAMENTE STOP SEGÚN ASTRÓNOMOS UNIVERSIDAD IMPERIAL ESPECTRO DEL INTRUSO ES ESPECTRO SOL NUEVA CALEDONIA AZUL CAMBIADO STOP CONCLUSIÓN OBVIA ES QUE INTRUSOS UTILIZAN COMO PROPULSOR VELA DE LUZ STOP.

»ASTRÓNOMOS UNIVERSIDAD IMPERIAL SEGUROS OBJETO ES ARTEFACTO CONSTRUIDO POR SERES INTELIGENTES STOP PERO NINGUNA COLONIA HUMANA CONOCIDA PARECE SER ORIGEN OBJETO INTRUSO STOP.

«ENVIAMOS CRUCERO LERMONTOV COMO AYUDA PERO NO PUEDE LLEGAR A IGUALAR VELOCIDAD INTRUSO HASTA SETENTA Y UNA HORAS DESPUÉS

TIEMPO MÍNIMO QUE VELOCIDAD MACARTHUR SE AJUSTE CON OBJETO STOP ACTÚEN CON PRECAUCIÓN STOP DEBEN SUPONER INTRUSO HOSTIL HASTA QUE DEMUESTRE LO CONTRARIO STOP TIENE USTED ÓRDENES DE MANTENER MÁXIMAS PRECAUCIONES PERO DE NO INICIAR HOSTILIDADES REPITO NO INICIAR HOSTILIDADES STOP.

«DESEARÍA ESTAR AHÍ CZILLER STOP BUENA SUERTE STOP CRANSTON FIN TRANSMISIÓN. Bueno, eso es todo, señor.

Whitbread estaba sin aliento.

—Eso es todo. Eso es mucho, señor Whitbread. —Blaine accionó el intercom—. Sala de oficiales.

—Sala de oficiales, capitán —contestó el brigadier Staley.

—Póngame con Cargill.

El primer teniente parecía irritado. Blaine estaba interrumpiendo su fiesta. Rod sintió cierta satisfacción interna al hacerlo.

—Jack, vaya al puente. Quiero que este pájaro se mueva. Tenemos un tiempo mínimo para llegar a Brigit, quiero decir mínimo. Aunque agote todo el combustible, debemos llegar allí lo antes posible.

—Desde luego, señor. A los pasajeros no va a gustarles.

—Dígales… bueno, salude de mi parte a los pasajeros; se trata de una emergencia de la flota. Lo siento por su fiesta, Jack, pero acomode a sus pasajeros en lechos hidráulicos y ponga en movimiento la nave. Yo estaré en el puente dentro de un minuto.

—Desde luego, señor —el intercom quedó en silencio un instante, luego la voz de Staley resonó por toda la nave—. ATENCIÓN. ATENCIÓN. PREPÁRENSE PARA ACELERACIÓN PROLONGADA POR ENCIMA DE LAS DOS GRAVEDADES. QUE LOS JEFES DE SECCIÓN INDIQUEN CUÁNDO ESTÁN PREPARADOS PARA AUMENTAR LA ACELERACIÓN.

—Muy bien —dijo Blaine; se volvió a Whitbread—. Introduzca los datos de ese condenado vector en la computadora y veamos de dónde vienen los intrusos.

Comprendió que su nerviosismo se traslucía e hizo un esfuerzo para calmarse. Intrusos… ¿alienígenas? ¡Dios santo, vaya situación! Verse ante la posibilidad de un contacto con alienígenas estando al mando de su primera nave, en su primer viaje como comandante.

—Veamos de dónde vienen… —repitió.

Whitbread se aproximó al tablero de mando próximo a la mesa de Blaine. La pantalla se iluminó violentamente, luego aparecieron números.

—¡Por Dios, Whitbread, no soy matemático! ¡Expréselo en forma gráfica!

—Disculpe, señor.

Whitbread accionó de nuevo los mandos. La pantalla se convirtió en un volumen negro lleno de burbujas y líneas de luz coloreadas. Las burbujas grandes eran estrellas, coloreadas según su género; los vectores de velocidad eran finas líneas verdes, los de aceleración de color azul, y las rutas proyectadas eran curvas de un rojo apagado. La larga línea verde…

Blaine contempló la pantalla con incredulidad, luego se pasó el dedo por la protuberancia de la nariz.

—De la Paja. Bueno, esto va a ser un infierno. De la Paja, en el espacio normal.

No había ninguna línea de comunicación conocida hasta la estrella del intruso. Ésta colgaba aislada, una mancha amarilla junto a la supergigante Ojo de Murcheson. En la cabeza de Rod danzaron visiones de octopoides.

¿Y si fuesen hostiles?, pensó de pronto. Si la MacArthur tenía que combatir con una nave alienígena, necesitaría más reparaciones. Reparaciones que habían aplazado para hacerlas en órbita o varados, y ahora tendrían que hacerlas a dos gravedades. Pero de un modo u otro tendrían que hacerlo.